martes, 27 de mayo de 2008

Día 6. Los objetos

Una de las partes más difíciles de terminar una relación es habituarse a la ausencia de los objetos de la pareja. Mirar debajo de la cama y ver que sus sandalias ya no están, ir al baño y no encontrar su cepillo de dientes, buscar inútilmente su pijama debajo de la almohada... (Sabina lo resume como "la maldición del cajón sin su ropa").

Los objetos de María aún están conmigo y no sé muy bien que hacer con ellos. En mi escritorio siguen el frasco en el que la guardaba y una pipa muy bonita que me regaló Malena. Me miran, me llaman, me tientan. Pero no pienso deshacerme de ellos.

Hoy encontré una nueva utilidad para el frasco de vidrio (que aún conserva su olor). Ahora María ha sido reemplazada por unos deliciosos chocolatines de La Ibérica.

En cambio con la pipa no sé muy bien qué hacer. Es un regalo, es bonita y sé que eventualmente volveré a darle uso (cuando pueda controlar mi relación con María). Y aunque su presencia es tentadora me rehuso a guardarla, no quiero enviarla al cajón de los recuerdos. Prefiero tenerla ahí, pidiéndome que la use, como para convencerme de que soy fuerte y puedo mantenerme alejado de María aunque sus recuerdos convivan conmigo.

Es similar a lo que pasó la última vez que terminé una relación larga: escuché una y otra vez todas las canciones que me recordaban a ella, las lloré y las sufrí y finalmente las superé. Dejaron de doler tanto.

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