viernes, 6 de junio de 2008

¡Dos semanas!

A los diecisiete años (cuando ya había conocido a María pero no abusaba de ella como hasta hace poco) escuché un diálogo por mi barrio que me llamó la atención. Un chico algo mayor que yo le decía al "Loco" (uno de los más fumones dentro del barrio tan fumón en el que yo vivía) que por favor le lance, que estaba desesperado por un troncho, que no fumaba hace dos semanas.

Me dio pena escuchar eso. Pensé que si el pobre chico se desesperaba por dos semanas de abstinencia es porque debía estar muy enganchado.

Ahora, casi diez años después de ese diálogo, celebro mis dos semanas de abstinencia como uno de los mayores logros de los últimos tiempos.

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