lunes, 16 de junio de 2008

Día 25. Sábado es imposible no pensar en ti

Cuando salgo de fiesta me gusta estar loquísimo. No me gusta estar picado, borrachín, medio movido. No. Me gusta estar locazo.

Este sábado, cuando estaba en camino a encontrarme con los amigos, creía estar tranquilo, satisfecho con mi sobriedad y sin ninguna prisa por salir de ella.

Creía.

La cerveza activa algo en mí. En Perú se le llama "picar el diente"". Es decir, tomas un poquito y tienes ganas de tomar mucho más. Cuando empiezo a tomar, el objetivo es abandonar todas las inhibiciones y darle lugar a la risa. Mucha risa.

Pero no solo quiero estar borrachísimo. Hace tiempo que eso dejó de ser suficiente. Me gusta estar, como lo acabo de decir, locazo. Para eso, como ya suponen, mi querida María ayuda mucho.

Este sábado, cuando las cervezas habían hecho ya algún efecto decidí que era momento de sacar la piedrita de hachís. Los amigos celebraron la decisión. La "china" cumplió sus objetivos. Cuando María se acercó, a pesar de que estuve pensando en ella toda el día, la evité.

La pasé muy bien esa noche. Nos reímos mucho, compré una bicicleta a un precio increíble y terminamos la noche (o mejor dicho, empezamos la mañana) cantando, tocando guitarra y aplaudiendo al lado de un simpático mercado.

Esto, a diferencia de la cotidianidad con María, no es algo que quiera cambiar. No sé si es espíritu autodestructivo, necesidad de evasión o simplemente ganas de divertirse. Pero estoy contento con mis sábados.

Christina ha hecho una canción para estos días. Escúchenla.

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