jueves, 22 de mayo de 2008

La despedida y el primer día

La despedida

Anoche, después de escribir el post llamado Experimento, decidí despedirme de María. Le conté a Zé (mi compañero de piso y la peor influencia en estos momentos, ya que fuma tanto como yo) que no vería a María por un tiempo. Y bueno, le pedí que me lance por última vez.

Zé me pidió mi pipa y me la devolvió llena. Parecía Chimarrão (esa hierba que toman en el sur de Brasil y que se sirve hasta casi desbordar el mate). Miré la pipa, miré la hierba, respiré hondo y le metí una larga y bien distribuida calada. Eran las 4:30 de la mañana. A partir de ese momento, mi vida debe haber cambiado. María ya no está.

El primer día

Durante la noche soñé con este momento. Es decir, con el final del primer día, cuando estaría escribiendo este post y podría decir "hoy he cumplido". Cuando desperté supe que aún faltaban varias horas para ese primer pequeño logro.

Soy consciente de que mi organismo está acostumbrado a las dopaminas (por favor, si alguien conoce bien el tema de las dopaminas explíquemelo mejor que yo solo tengo una vaga idea al respecto), así que me fui corriendo hasta la playa (dicen que el deporte es otra manera de generarlas), hice algunos ejercicios al llegar a la orilla y me metí al mar a nadar. Zé me alcanzó luego. Asumo que por solidaridad conmigo no llevó a María a la playa, lo cual en circunstancias normales sería impensable para él o para mí. También nadó y también hizo ejercicios. Creo que me estoy volviendo una buena influencia para él.

El resto del día pasó sin mayores angustias ni desesperación. Ahora, a punto de ir a dormir, puedo decir "misión del día cumplida". En 120 minutos más llegaré a las primeras 24 horas sin María. La última vez que estuve tanto tiempo sin ella fue hace un año, en mi fallido intento por dejarla por un mes.

Antes de irme a dormir les voy a enseñar una canción que en los últimos días he venido repitiendo casi como un mantra. Amparanoia resume aquí buena parte de mis sentimientos de los últimos días. Creo que la depresión y las poquísimas ganas de vivir han sido causadas por dos motivos: 1) María y 2) una ruptura con una chica aún más dañina que María. De todas maneras, hay algo que tengo claro: todos estos sentimientos son de antes de hoy.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si tus poquísimas ganas de vivir son por María, lo que queda de tus poquísimas ganas de vivir deben ser por este blog. Porque en él encontrarás la válvula de escape que necesitas para volver a respirar distinto. Me gusta como escribes, siguelo haciendo y, por lo menos,te aseguro que harás feliz, a una insignificante oveja.

Anónimo dijo...

Oveja, uno de los objetivos deseados al hacer este blog era poder recibir comentarios como los tuyos. Gracias por desear mejores aires para mí. También te los deseo.